Ayer recibí tu libro Cartas de una madre, y una hora después ya estaba leyéndolo. Gracias inmensas por ese regalo. Y me sucedió algo interesante. Cuando escuché el radiodocumental homónimo, además de apreciar la calidad de esa obra de arte —y aprender de ella— , me emocioné, sin embargo, a pesar que llevo casi 20 años en la radio, mi formación inicial, y quizás trascendente, viene de las letras, desde aquellos años de la infancia cuando leía junto a mi madre a la luz de una lamparita de noche. Entonces este texto tuyo me ha revelado, por así decirlo, una emoción nueva, y una dimensión a su vez profunda —y un tanto inexplicable— sobre esos secretos lazos que unen a las personas, y que permiten a una madre cruzar por sobre el dolor de la distancia y mantenerse cerca de su hijo, y hacerlo con alegría, desde la comprensión de que un hijo ha de seguir su destino, aun cuando este lo lleve a “la otra orilla”. Mucho se ha escrito sobre el drama de la emigración en Cuba, mucho se ha explicado, pero tanto tu radiocumental como el libro van más allá de causas, consecuencias, sustentos y fundamentos para adentrarse en esa parte que es la única que de veras importa, y que permite comprender entonces la profundidad de tantas despedidas: lo humano.
Hernán Yglesias (CUBA).
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