Estimado y siempre recordado Juan Carlos,
He terminado de leer Cartas de una Madre. Por tu sugerencia de que fuera lo primero que leyera, se me ocurrió que lo devoraría en corto tiempo. Cosa que suele ocurrir con ciertas piezas literararias, al margen de los valores que se le puedan atribuir o no. Rápidamente, me empecé a dar cuenta que ésa, no era la forma de leerlas. La profusión de sentimientos maternos volcados en esas cartas, que remozan en nuestras almas aquellos que endulzaron nuestras vidas en la niñez, la juventud y la madurez (por lo menos en mi caso), es algo que merece sosiego para sentirlo en su máxima intensidad.
Tenés el enorme mérito de haber puesto al conocimiento público una cosa más, de las infinitas de las que es capaz una madre (15 años y 7 meses de correspondencia semanal). Te debo confesar, que Olga, a quien sumo como modelo a imitar, es alguien, de quien admiro esa comprensión de nuestro paso por la Vida , que incluye algo a lo que no nos solemos allanar muy facilmente. La partida.
Por lo demás, debo decirte que lo considero una gema de la Literatura Popular en grado sumo, ya que fue escrito por alguien que no era escritora, y además para no ser transcrito. Un fuerte abrazo para vos de María Matilde y Juan José.
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