Febrero llegó con tres propuestas muy cubanas: Diario de vida, de la periodista y escritora Gladys Pérez; la edición ampliada del libro Banda de Conciertos de Caibarién, del músico Alberto T. Rodríguez Acuña, y CUBA: Compositores del nororiente, de Zenovio Hernández Pavón.
No hay nada más personal que encerrarte con tus pensamientos frente a una pantalla deshumanizada, y nada más íntimo que cazar imágenes con la complicidad de tu cámara, señala Gladys Pérez en la introducción de su Diario de vida.
Diario de vida, disponible en Amazon en formato impreso de tapa blanda, tapa dura y Kindle.
Este libro es un muestreo de lo que pasó por “mi mente” en el 2022, no pretendo hilvanar temas, es mi mezcolanza de pensamientos, unos de actualidad, otros del recuerdo, como máquina del tiempo.
La estructura de diario es una manera pueril de ordenar la vida, tal vez singular y personalísima.
Hay historias en las que hago referencias a gente que me acompañó en el camino, pero no doy sus nombres “se dice del pecado, pero nada del pecador”.
Ciertos homenajes están inspirados en la obra de personas que admiro, nunca voy a excluir a seres excepcionales para mí, por su ideología.
No es un libro periodístico, pero está escrito por una periodista.
Los escenarios principales son Cuba y U.S.A, pero hay una que otra cana al aire
En algunos trabajos trato de argumentar desde varias aristas porque quiero llamar la atención con los diferentes criterios. Es decir, razono con el diablo y su antagonista.
Edición ampliada de Banda de Conciertos de Caibarién (1905-2022): Un ícono de la música cubana
Alberto T. Rodríguez Acuña, por su parte, reedita su libro Banda de Conciertos de Caibarién (1905-2022): Un ícono de la música cubana (Primera Edición Roque Libros, 2021).
A finales del año 1904, en Caibarién, pequeña ciudad costera del centro norte de Cuba, el músico José María Montalván Raimundo, proveniente de una familia de larga tradición musical en la vecina ciudad de Remedios y asentado en Caibarién, decide formar una banda de música infantil, a semejanza a la que su hermano Desiderio Montaván fundaba en Remedios. La municipalidad no poseía recursos para financiar obras de la cultura, pero la cooperación popular permitió dotar a los pequeños que tenían entre 7 y 13 años, de instrumentos y local para academia. Ya el 20 de mayo de 1905 ofrecieron su primer concierto. En 1907 a petición del maestro José María Montalván, el Ayuntamiento aprueba contratar a un director que le diera a la institución un mayor nivel de calidad interpretativa, y es así como en 1908 entra a dirigir la banda el músico español Ernesto Jarque Gómez, quien tantos conocimientos aportó y tanta gloria dio a la ciudad en los concursos nacional y provincial en 1911. La laureada Banda Municipal de Caibarién le rinde homenaje en sus 115 años de su fundación, con este libro de Alberto T. Rodríguez Acuña, con cuya edición ampliada jamás olvidará al Caibarién Musical adentrado en la inigualable historia de una Banda en todas sus épocas.
La música en Holguín y Las Tunas, provincias del nororiente cubano, ha sido uno de los baluartes de su historia cultural. Ese legado sonoro sirve de premisa al estudio de Zenovio Hernández Pavón, quien relata episodios de músicos tuneros de la talla del maestro del danzón Enrique Peña, de la trova del son de Trini Márquez junto a sus hermanas, de la bolerística de Pepé Delgado, pasando por los aportes jazzísticos del trombón de Juan Pablo Torres, la impronta de Emiliano Salvador en el jazz y los elevados valores estéticos de la canción de José Antonio Rodríguez, para finalizar con la versatilidad de Kelvis Ochoa en la trova y fusión de lo tradicional y lo contemporáneo. A todos ellos, se unen en este libro los holguineros Faustino Oramas «El Guayabero», con su doble sentido; la versatilidad y cubanía de las composiciones de Juanito Márquez, el aporte al bolero del Trío Rigual, el talento y carisma del gibareño Pedro Gómez, la magia de las canciones de Lidis Lamorú, los malabarismos con las teclas del piano del legendario Peruchín y por supuesto, el lirismo trovadoresco del banense Augusto Blanca.
Este libro aspira a indagar en parte de ese legado, además de motivar a otros investigadores y estudiosos a profundizar en la rica historia musical de tuneros y holguineros, sobre todo, a resaltar los aportes de un grupo de creadores e intérpretes notables que salieron de enclaves urbanos y rurales de esta región y lograron engrandecer la espiritualidad de una nación, de una isla que es cantera inagotable de ritmos y melodías. Aunque todos los reseñados en este libro, en el afán de conquistar nuevos públicos, o por los avatares de la vida, abandonaron el terruño o el país; permanecerán en la memoria colectiva de su pueblo y son estímulo para las nuevas generaciones de artistas y músicos, más allá incluso del territorio oriental que los vio nacer.
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